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EL VALOR DE LOS MILAGOS

  • cu1turacdf
  • 31 dic 2020
  • 2 Min. de lectura

Hoy, al desayunar, vi a mi hija de 8 años comer un plato de verde con queso. En ese momento invadió mi corazón un profundo sentimiento de agradecimiento, sentí que estaba ante un milagro.



No era solo la bendición del alimento, ¡era mucho más! Observé que mi hija podía masticar, tragar, respirar; en ese momento me sentí privilegiada de tener a mi hija con vida y con salud. Tengo un amigo que cada vez que su hija puede masticar y tragar ve el favor de Dios. Su hija nació con complicaciones que no le permiten hacerlo fácilmente. Ha sido un gran desafío para ellos.


La realidad que tú vives como algo normal es el milagro que alguien más está esperando. Por ejemplo: la habilidad de caminar. Seguramente conoces a alguien que está pidiendo a Dios el milagro de sanidad para poder hacerlo.

¿Y que decir del mismo acto de respirar? Aunque es una acción espontánea y natural en nuestro cuerpo, este año se convirtió en el milagro que miles de personas esperarían tener.


¿Te das cuenta? ¿Cuántos privilegios gozamos, los damos por sentados y no nos detenemos a meditar que es un milagro que alguien más está anhelando?


Constantemente nos comparamos con los demás y al ver nuestros faltantes nos sentimos en desventaja. Pero si de comparación hablamos, siempre estarás en ventaja si te pones a reparar en todas aquellas cosas que gozas y que alguien más no las tiene. Este año puedo sentirme enormemente favorecida de tener a mi mamá con vida, a mi esposo, a mis hijos y a toda mi familia en general.


Mira a tu alrededor: cada persona, cada cosa que tienes, cada habilidad. Cada una de ellas podrías no tenerlas y seguramente te harían mucha falta. Valóralos, agradece por ellos, hazles sentir lo honrado que eres de tenerlos. No dejes que termine este año sin reconocer a cada persona que tienes cerca, hazles saber que los amas. Más allá de ver sus defectos, mira lo hermoso que es tenerlos con vida y con salud.


Sí, este año tuvimos pérdidas, muchos faltantes, muchas pruebas y dificultades. Pudiste haber atravesado días de desesperación, angustia y frustración. Pero hay una realidad para tu vida y es que los planes de Dios para ti no cambian. Su poder sobre tu vida se manifiesta día a día. En ocasiones, lo vemos y lo reconocemos pero muchas veces lo pasamos por alto.


Y es que aún cuando no puedas entender el proceso por el cual estás pasando, Dios sigue obrando poderosamente a tu favor. Solo Él sabe el panorama completo de la obra que está desarrollando en ti. Y sigue tejiendo milagro tras milagro en tu vida aún cuando no los puedas ver.


Tómate un tiempo y reconoce el amor de Dios derramado sobre tu vida sobrenaturalmente. Seguramente te vas a empezar a dar cuenta que has tenido muchos más milagros que contar este año.

Con amor,

Ps. Carla Villacrés

 
 
 

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